Sobredosis de opiodes | ||
---|---|---|
Un kit de naloxona distribuido en Columbia Británica, Canadá | ||
Especialidad | Medicina de emergencia | |
Síntomas | Depresión respiratoria, pupilas puntiformes, pérdida de conciencia[1] | |
Complicaciones | Rabdomiólisis, Edema pulmonar, Síndrome compartimental, daño cerebral permanente[2][3] | |
Causas | Opioide (Morfina, Heroína, Fentanilo, Tramadol, Metadona)[1][4] | |
Diagnóstico | Basado en los síntomas[3] | |
Diagnóstico diferencial | Azúcar baja en la sangre, intoxicación etílica, traumatismo craneoencefálico, accidente cerebrovascular[5] | |
Prevención | Acceso mejorado a naloxona, tratamiento para la dependencia de opioides[1] | |
Tratamiento | Apoyar la respiración de la persona, naloxona[6] | |
Tasa de letalidad | 122.100 (2015)[7] | |
Sinónimos | ||
Sobredosis de narcóticos, intoxicación por opiáceos | ||
Una sobredosis de opioides es una intoxicación debida a un exceso de opioides.[8][3] Los ejemplos de opioides incluyen morfina, heroína, fentanilo, tramadol y metadona.[1][4] Los síntomas incluyen hipoventilación, pupilas pequeñas e inconsciencia.[1] El inicio de los síntomas depende en parte de la ruta por la que se administren los opioides.[9] Entre los que inicialmente sobreviven, las complicaciones pueden incluir rabdomiólisis, edema pulmonar, síndrome compartimental y daño cerebral permanente.[2][3]
Los factores de riesgo para la sobredosis de opioides incluyen la dependencia de opioides, la inyección de opioides, el uso de altas dosis de opioides, los trastornos mentales y el uso junto con alcohol, benzodiacepinas o cocaína.[1][10][11] El riesgo es particularmente alto después de la desintoxicación.[1] La dependencia de los opioides recetados puede ocurrir a partir de su uso para tratar el dolor crónico.[1] El diagnóstico se basa generalmente en los síntomas.[3]
El tratamiento inicial consiste en apoyar la respiración de la persona y aportar oxígeno.[6] Luego, se recomienda la naloxona entre quienes no respiran para revertir los efectos de los opioides.[6][3] La administración de naloxona en la nariz o como una inyección en un músculo parece ser igualmente efectiva.[12] Entre los que se niegan a ir al hospital posterior a la reversión, los riesgos de un mal resultado a corto plazo parecen ser bajos.[12] Los esfuerzos para prevenir las muertes por sobredosis incluyen mejorar el acceso a la naloxona y el tratamiento para la dependencia de opioides.[1]
Los trastornos por uso de opiáceos causaron 122.000 muertes en todo el mundo en 2015, frente a las 18.000 muertes en 1990.[7][13] En los Estados Unidos, más de 49.000 muertes involucraron opioides en 2017.[11] De estas, aproximadamente 20.000 fueron por opioides recetados y 16.000 por heroína.[11] En 2017, las muertes por opioides representaron más del 65% de todas las muertes relacionadas con sobredosis de drogas en los Estados Unidos.[11] Se cree que la epidemia de opiáceos se debe en parte a las garantías de la industria farmacéutica en la década de 1990 de que los opioides de venta con receta eran seguros.[4]