Transposasa es una enzima que se une al final de un transposón y cataliza el movimiento del transposón a otra parte del genoma por un mecanismo de corta y pega, o un mecanismo de transposición replicativo.
La palabra "transposasa" fue acuñada por primera vez por los individuos que clonaron la enzima requerida para transposición del transposón Tn3.[1] La existencia de transposones fue postulada en 1940 por Barbara McClintock, quien estudiaba la herencia de maíz, pero la base molecular real para transposición estuvo descrita por grupos de invertigación posteriores. McClintock descubrió que las piezas de los cromosomas cambiaban su posición, saltando de un cromosoma a otro. El reposicionamiento de estos transposones (el cual codificaba para color) dejó otros genes de pigmentos para ser expresados.[2] La transposición en el maíz causó cambios en color; aun así, en otros organismos, como bacterias, puede causar resistencia a los antibiótico.[2] La transposición es también importante para crear diversidad genética dentro de especies y adaptabilidad a condiciones de vida cambiantes.[3] Durante el curso de la evolución humana, tanto como el 40% del genoma humano ha sido movido entre lugares distintos del genoma usando métodos como la transposición de transposones.[2]
Las transposasas están clasificadas bajo Número EC: EC 2.7.7.
Los genes que codifican transposasas están muy extendidos en los genomas de la mayoría de los organismos y son los genes más abundantes conocidos.[4]