El Tratado de Vilna fue un acuerdo firmado entre la Confederación livonia y la República de las Dos Naciones el 28 de noviembre de 1561 en la ciudad de Vilna, actual Lituania. Con el tratado, las regiones no danesas y no suecas de Livonia, con la excepción de la Ciudad Imperial Libre de Riga, se sometieron al rey de Polonia y gran duque de Lituania, Segismundo II Augusto, mediante la Pacta subiectionis (Provisio ducalis). A cambio, Segismundo les otorgó protección del Zarato de Rusia y confirmó los privilegios tradicionales de los estados livones, listados en el Privilegium Sigismundi Augusti.
La secularización de la Orden Livona fue el "acto final"[1] en la transición de Livonia de la Edad Media a la Edad Moderna temprana. Los territorios fueron reorganizados en el Ducado de Curlandia y Semigallia y el Ducado de Livonia, este último compitiendo con el Reino de Livonia durante la guerra. Luego de su reconquista, el sucesor de Segismundo, Esteban I Báthory, despreció los privilegios de 1561, proclamó una nueva Constitución e inició una contrarreforma. Estas medidas fueron revertidas tras la conquista sueca. Después de una serie de guerras tras las cuales Livonia fue cedida a Rusia en 1710, el Privilegium Sigismundi Augusti fue confirmado por Pedro el Grande.