El vino brisado o vino blanco brisado, conocido en algunos países como vino naranja (en inglés: orange wine) debido a su color,[1][2][3] es un tipo de vino elaborado con cepas blancas cuyo mosto ha fermentado junto con sus hollejos, como si fuera un vino tinto. Se diferencia del vino blanco en que el proceso de fermentación de este se hace con un mosto extraído de uvas previamente despalilladas, sin pepitas ni hollejos. Las pieles de la uva en contacto con el mosto durante su maceración le confieren un color más oscuro que puede ir del color oro hasta el naranja intenso dependiendo del tiempo de fermentación. Son por lo tanto vinos con más tanino, con un sabor más intenso y con más cuerpo que los vinos blancos.[4][5][6]
En el siglo XXI, se encuentran productores de vinos brisados en Italia, Austria, Eslovenia, España[6] y Francia.[7] Tienen su origen en los vinos ámbar de Georgia, que se siguen produciendo con la misma técnica desde hace miles de años.[8][9][5]
Los vinos brisados no son una tipología oficial ni tienen una mención especial que deba ser indicada en la etiqueta. Son una manera ancestral de hacer vino que aún no ha sido definida del todo por los viticultores.[5]
No hay que confundir el vino brisado con el vino de naranja, un vino aromatizado con cáscaras de naranja.[8][5][6]