Las virtudes cardinales son cuatro virtudes morales de conducta enunciadas por Platón en el contexto de la tradición filosófica clásica y que ejercieron gran influencia sobre el pensamiento posterior del cristianismo. Sobre ellas gira y descansa toda la moral humana,[1] y son principios de otras virtudes derivadas o en ellas contenidas.[2] Estas son:
Templanza (del griego σωφροσύνη, en transliteración sōphrosýnē)
Prudencia (del griego φρόνησις, en transliteración phrónēsis)
Fortaleza (del griego ανδρεία, en transliteración andreía)
Justicia (del griego δικαιοσύνη, en transliteración dikaiosýnē)
Estas virtudes finalmente fueron incorporadas a distintas religiones.
↑Royo Marín, Antonio (1979). Teología moral para seglares, I. Moral fundamental y especial. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. p. 177. ISBN84-220-0441-0.
↑Real Academia Española. «Virtud». Diccionario de la lengua española. Consultado el 16 de diciembre de 2019.