Voyageurs

La obra "Quetico Superior Route, passing a Waterfall" de Frances Anne Hopkins.
Voyageurs en Dawn, 1871, de Frances Anne Hopkins (1838–1919).

Los voyageurs son personas que participaron en el transporte de las pieles en canoa durante la época del comercio de pieles en Norteamérica. «Voyageur» es una palabra francesa que literalmente significa «viajador. Este artículo trata sobre el carácter emblemático del término, que era aplicado a los lugares (Canadá y el Alto Medio Oeste de los EE. UU.) y momentos (cénit en el siglo XVIII y principios del XIX) en los que el transporte era de larga distancia, y ese reto y tarea principal en el negocio del comercio de pieles se llevaba a cabo en canoas, en gran medida manejadas por francocanadienses. El término es aplicado en el contexto del comercio de pieles, y, en menor medida, en otras actividades del comercio de pieles (como el solo comercio o militares), aunque también a la industria peletera que usaba los trineos tirados por perros, a la practicada en otras áreas (como en otras partes de los EE. UU.) y a las personas aisladas que la practicaban e incluso a las personas dedicadas a la exploración de territorios vírgenes cuya participación en el comercio de pieles era secundaria.[1]​ El sentido emblemático en ese momento también incluye ser parte de un esfuerzo organizado mediante licencias, una distinción que los diferenciaba de los coureur des bois, que también participaban en el comercio de pieles en esa misma época.

Los voyageurs fueron personajes legendarios, sobre todo en el Canadá francés.[2]​ Hoy son héroes populares celebrados en el folklore y la música. Como un voyageur anónimo de 70 años dijo a James H. Baker:

Podría seguir, remar, caminar y cantar con cualquier hombre que jamás he visto. He estado veinticuatro años como canoero, y cuarenta y un años en servicio: ningún portage era demasiado largo para mí, que podía cantar cincuenta canciones. He salvado la vida de diez voyageurs, he tenido doce esposas y seis tiros de perros. Gasté todo mi dinero en el placer. Si fuera joven de nuevo, quisiera pasar mi vida de la misma manera otra vez. ¡No hay vida tan feliz como la vida de un voyageur!
James H. Baker[3][4]

La realidad es que su vida era penosa. Por ejemplo, tenían que ser capaces de llevar dos paquetes de 45 kilos de piel en los portages, algunos acarreaban cuatro o cinco, hay un informe de un voyageur con siete durante media milla,[5]​ y leyendas de voyageurs que transportaban ocho. Las hernias eran comunes y con frecuencia les causaban la muerte.[4]

  1. [1]
  2. «Copia archivada». Archivado desde el original el 7 de agosto de 2010. Consultado el 7 de agosto de 2010. 
  3. Lake Superior by James H. Baker, Minnesota Histoprical Collections, 3:342
  4. a b Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas TheVoyageurNute
  5. Mike Hillman, "La Bonga: The Greatest Voyageur" Boundary Waters Journal Magazine, Summer 2010 Issue, pp 20-25.

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