La zoofarmacognosia es un comportamiento en el que los animales no humanos aparentemente se automedican seleccionando e ingiriendo o aplicando tópicamente plantas, suelos, insectos y fármacos psicoactivos para prevenir o reducir los efectos nocivos de patógenos y toxinas.[1][2] El término deriva de las raíces griegas zoo ("animal"), pharmacon ("fármaco, medicina") y gnosy ("saber").
Un ejemplo de zoofarmacognosia ocurre cuando los perros comen pasto para inducir el vómito. Sin embargo, el comportamiento es más diverso que esto. Los animales ingieren o aplican no alimentos como arcilla, carbón e incluso plantas e invertebrados tóxicos, aparentemente para prevenir infestaciones parasitarias o envenenamientos.[3]
Si los animales realmente se automedican sigue siendo un tema algo controvertido porque las primeras pruebas son en su mayoría circunstanciales o anecdóticas;[4] sin embargo, los exámenes más recientes han adoptado un enfoque experimental basado en hipótesis.
Los métodos mediante los cuales los animales se automedican varían, pero pueden clasificarse según su función como profiláctica (preventiva, antes de la infección o envenenamiento) o terapéutica (después de la infección, para combatir el patógeno o envenenamiento).[4] Se cree que el comportamiento tiene un significado adaptativo generalizado.[5]
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no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Kapadia
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no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Lozano